sábado, 25 de abril de 2015

DON QUIJOTE TAMBIÉN SE ACORDARÍA DEL PUEBLO SAHARAUI, JUAN GOYTISOLO


Félix Población

Celebro que el excelente Juan Goytisolo, cuya obra literaria me parece merecedora del Premio Cervantes, haya pronunciado en la Universidad de Alcala de Henares el pasado jueves un discurso tan apropiado a las circunstancias que vive nuestro país. De sus palabras, con motivo de la entrega del citado premio de manos del rey de España, me quedo con aquellas que dicen:

"Es empresa de los caballeros andantes, decía don Quijote, “deshacer entuertos y socorrer y acudir a los miserables” e imagino al hidalgo manchego montado a lomos de Rocinante acometiendo lanza en ristre contra los esbirros de la moderna Santa Hermandad que proceden al desalojo de los desahuciados, contra los corruptos de la ingeniería financiera o, a Estrecho traviesa, al pie de las verjas de Ceuta y Melilla que él toma por encantados castillos con puentes levadizos y torres almenadas socorriendo a unos inmigrantes cuyo único crimen es su instinto de vida y el ansia de libertad". Y más adelante: "Digamos bien alto que podemos. Los contaminados por nuestro primer escritor no nos resignamos a la injusticia". 

Una vez más, Juan Goytisolo ha desaprovechado la ocasión para referirse a las penalidades del pueblo saharaui, sometido a la dominación marroquí contra el derecho que le asiste a elegir su destino. Una noticia de Sahara Press Service, publicada apenas diez días antes de la entrega del Cervantes al escritor español y que no leímos en nuestros medios de comunicación convencionales, nos informaba de que las fuerzas de ocupación marroquíes intervinieron violentamente contra una manifestación pacífica en la ciudad de El Aaiún ocupado, dejando un saldo de más de cuarenta heridos, según fuentes de las zonas ocupadas. Según el testimonio de una de las víctimas, las fuerzas de represión agredieron a los manifestantes y atacaron a las casas de los saharauis con piedras principalmente en el Barrio de Matalla y la Calle Daddach. 

Como es bien sabido, el autor de La Chanca y Campos de Níjar reside desde hace más de quinces años en Marraquesch y se siente muy identificado con Marruecos. Quizá por eso nunca -que yo sepa- ha mostrado la más mínima sensibilidad por la realidad de la población saharaui.

                           DdA, XII/2985                               

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