martes, 18 de noviembre de 2014

SE QUIERA ADMITIR O NO, EL DE PODEMOS ES UN NUEVO TIEMPO PARA ESTE PAÍS

Fernando de Silva

El 15 de noviembre de 2014 pasará a la historia por ser la fecha en la que finalizó la asamblea más larga, democrática y transparente de la historia  de nuestro país. Durante 60 días, de una forma abierta, libre y participativa, cientos de miles de ciudadanos han tenido la oportunidad de establecer los principios programáticos y de organización interna de Podemos, aportando, debatiendo y votando las propuestas presentadas. Y, ahora, ha finalizado con el nombramiento de su primer secretario general, en la persona de Pablo Iglesias, respaldado por un equipo muy cohesionado y preparado para afrontar los cambios que precisa este país, que ha sido elegido con un apoyo prácticamente unánime.
 
Hasta el 25 de mayo de 2014, fecha en la que, con apenas cuatro meses de vida, consiguió cinco eurodiputados en las elecciones al parlamento europeo, Podemos era una organización política marginal y despreciada por muchos. Pero, desde entonces, los dirigentes de partidos tradicionales de la casta, conscientes de su fuerza real, lejos de combatirla con argumentos, han utilizado la calumnia y la injuria para tratar de neutralizar su ascenso imparable, consiguiendo con ello el efecto contrario. Los ciudadanos, cansados de tantas mentiras y engaños, ya han dejado de creer en los de siempre.

A raíz de la reciente encuesta de Metroscopia para El País, que situó a Podemos como primera fuerza política en intención de voto, y la posterior del CIS, que colocó a la nueva formación en primer lugar en voto directo, aunque misteriosamente la relegase a un tercer lugar en estimación de voto, los dirigentes de los dos grandes partidos se han puesto muy nerviosos y, apoyados por los medios de comunicación que los secundan, se han dedicado a amplificar y multiplicar los insultos y las descalificaciones contra el partido que encabeza Pablo Iglesias. Populistas, comunistas, bolivarianos, defensores de la Cuba castrista o de la Venezuela chavista, son algunas de las lindezas con las que ha sido bombardeada Podemos en prensa, radio y televisión, sin darse cuenta de que ya no calan en los ciudadanos, que ven como quienes las pronuncian pertenecen o simpatizan con formaciones políticas muy poco creíbles y con unos indecentes niveles de corrupción.

El bipartidismo ya es historia, y parece haber comenzado una nueva forma de hacer política, que contribuirá al cambio de un sistema podrido y caduco; porque los ciudadanos así lo han decidido, por mucho que se empeñen en no reconocerlo los políticos de siempre. Los tiempos han cambiado, y si tenemos en cuenta que para los menores de 51 años Podemos es mayoritariamente su fuerza política preferida, a buen seguro Pablo Iglesias puede convertirse a un año vista en el nuevo Presidente del Gobierno.

A medida que pase el tiempo mayor será el nerviosismo, y más proliferarán los ataques a Podemos y a sus dirigentes. No en vano el clientelismo de los dos grandes partidos, que paulatinamente ha crecido en los últimos 35 años, infunde el temor de la pérdida de los privilegios de los que disfrutan los cientos de miles de ciudadanos que viven y se alimentan del poder; y están dispuestos a defender su posición con uñas  y dientes. Por eso será preciso mantener la firmeza del discurso de cambio profundo del sistema, sin entrar en las provocaciones.

El Gobierno, mientras pueda, tratará de minimizar el efecto Podemos, aunque con nulos resultados si mantiene el discurso actual. Por el momento, para aparentar ser la primera fuerza política ya ha comenzado cocinando a su gusto los resultados de la encuesta del CIS. Se dice que lo importante no es el voto directo sino la estimación de voto, que se obtiene en base al análisis de otros datos, entre los que destaca la proyección de los resultados de las anteriores elecciones generales, que tuvieron lugar en el 2011; sin querer percatarse de que a las mismas no concurrió Podemos, por lo que nos encontramos ante una burda manipulación.

En todo caso, a Podemos, más que las encuestas, le importan las sensaciones que se transmiten en la calle, y esas son sumamente favorables. Hasta el punto de que muchos tenemos el convencimiento de que, las posibilidades de crecimiento del nuevo partido aumentan cada día, al mismo ritmo que los partidos tradicionales, incapaces de renovarse de verdad, sencillamente porque no saben, ven decrecer sus expectativas de futuro. Los ciudadanos tendrán la última palabra, pero las percepciones son muy positivas y auguran lo mejor.

Comienza un nuevo tiempo para Podemos y para nuestro país, en el que la decencia se impondrá a la corrupción generalizada y las clases más desfavorecidas pasarán a ocupar el puesto que por dignidad social les corresponde. Muy pronto se verán los resultados.

DdA, XI/2846

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