lunes, 3 de febrero de 2014

LUIS DE TAPIA: EL POETA MÁS POPULAR DE LA SEGUNDA REPÚBLICA*

Félix Población 

Dos cosas han de evitar/ que España se vaya a pique.../el amor a trabajar / y la obligación de ahorcar/ cada pueblo a su cacique. Con versos así se inició Luis de Tapia (Madrid, 1871- Cuart de Poblet, 1937) en las páginas de El Gato Negro a finales del siglo XIX, pues en aquellos tiempos y en los siguientes la poesía formaba parte habitual de las planas de la prensa diaria.  Así nos lo recuerda Álvaro Ceballos Viro en la magnífica edición que Renacimiento (Biblioteca de Rescate) ha hecho de los Poemas Periodísticos de Luis de Tapia, el más popular sin duda de los escritores que comentaba en verso la actualidad cotidiana en los primeros decenios del pasado siglo. 

Lo hizo Tapia en El Evangelio, donde dio a conocer sus Salmos, y después en España Nueva, donde sus Bombones y Caramelos (título de su sección) fueron calificadas calificada por Pérez Galdós como composiciones epigramáticas, comparables a la labor de las menudas abejas que simbolizan el picor y la dulzura. De España Nueva pasó Luis de Tapia a las páginas de El Imparcial y de este diario a La Libertad, donde con sus Coplas del día –ocupando una de las ocho columnas de la portada- consolidó su popularidad hasta tal punto que Antonio Zozaya lo distinguió como poeta del pueblo. 

Durante la dictadura de Primo de Rivera fue elegido secretario primero del Ateneo de Madrid y mantuvo con entereza desde la junta directiva una defensa a ultranza de la libertad de expresión y de cátedra. Por hacer uso de la misma como miembro de la junta directiva del centro, exigiendo depuración de responsabilidades por las campañas de Marruecos, fue encarcelado. (Desconozco si la actual junta del Ateneo de Madrid, presidida por el filósofo Carlos París, ha recordado u homenajeado por esta razón a Luis de Tapia, pero no estaría de más hacerlo si no ha sido así). Mientras se mantuvo la dictadura, fue especialmente rigurosa la censura con las coplas que Tapia pretendía publicar en La Libertad, hasta el punto de afirmar el autor que de un centenar de poemas le tachaban noventa. Lamentablemente, no llegó a publicar el libro que proyectó para dar a conocer los que fueron censurados. 

Fue también Luis de Tapia diputado republicano independiente en 1931 y rechazó el cargo de embajador en Cuba para no interrumpir su labor periodística como colaborador y defensor del nuevo régimen. Según Ramón Pérez de Ayala, Tapia fue, burla burlando, quien durante sus años de oficio puso en verso la historia política y social de España, porque en su dilatada obra las costumbres contemporáneas están cristalizadas en breves y brillantes granos de sal ática, la sal que preserva de la corrupción. Esa actividad, permanente día tras día, se interrumpió de modo definitivo unos meses después de iniciada la Guerra de España, cuyos efectos acusó especialmente. Internado en 1937 en un sanatorio psiquiátrico en Cuart de Poblet (Valencia), falleció poco después de su ingreso. 

Aparte algunas referencias de su colega González Ruano en sus memorias y las que anota Rafael Cansinos Assens en su pormenorizada Novela de un literato, pocas han sido los estudiosos que han reparado en la figura de quien fuera uno de los más conocidos periodistas republicanos antes de la Guerra Civil. La última mención, antes de esta estupenda edición recientemente publicada por Renacimiento, posiblemente haya sido la de Andrés Trapiello en Las armas y las letras, donde apela al recuerdo de Arturo Mori para darnos una triste pincelada de la muerte del escritor: "Luis de Tapia, el poeta satírico de la República, sintió tan hondamente el derrumbamiento de las libertades españolas, que enloqueció y, conducido a un sanatorio, cerca de Valencia, terminó su vida acusando a la Compañía de Jesús de todos sus males, como un gran actor al final de un drama. Asistimos a su entierro muy pocos periodistas. Llovía copiosamente. El barro de la carretera sepultaba nuestros pies. Llovía copiosamente. La viuda de Tapia marchaba con el duelo, entera, apretando el dolor contra el pecho. Y un colegio de niñas, vestidas de blanco, daba la nota original al cortejo". 

Las diarias coplas satíricas de Luis de Tapia combatieron los atentados de la necedad y ningún vicio social -según escribió José Esteban-, ninguna aberración, ninguna infracción de los principios éticos, quedó sin la ingeniosa respuesta de su pluma. Hoy Luis de Tapia tendría también en España mucha materia sobre la que escribir sus poemas periodísticos, un género -por cierto- que no recuerdo haber estudiado en la facultad y que quizá mereciera recuperarse en su vertiente satírica para combatir lo que Tapia combatió. En México, donde reside Pilar Tapia Villalba, se reeditaron a mediados de los cincuenta algunos de los libros del poeta.
 
He aquí cuatro muestras del estilo de Tapia. Las dos primeras abren la antología de 97 poemas seleccionada y comentada por Álvaro Ceballos y glosan los vicios del pueblo y el país, con una muy familiar semblanza del escudo nacional. Las otras dos se refieren, respectivamente, a la caída de la monarquía -publicada al día siguiente de la proclamación de la segunda República- y a la ascensión del papa Pío Onceno:

¿Qué esperas, oh Fabio, / de un pueblo que quiere/ más vicios que arenas, /más trampas que leyes, /sin sangre, ni nervios/ ni cuerpo, ni mente, / ni media peseta, / ni escuelas, ni jueces?/ ¿Qué esperas de un pueblo/ que todo se vuelve/ beatos y chulos/ mendigos, pilletes/ caciques, rateros/, borrachos, enclenques,/ tabernas, garitos,/ estetas y peines?/ No esperes, oh Fabio, / por Dios no lo esperes,/ que cure los males/ de un pueblo como ese/ ni el hierro, ni el fuego,/, ni el aire, ni el éter,/ ni el nuncio, ni el diablo,/ ni Muza, ni Lepe.
 Escudo nacional
Para pintar los blasones/ y las armas favoritas/ de una nación de jesuitas, / de cabritos y ladrones, / no has de pintar una grúa, / ni un azadón, ni una reja;/ pinta un sombrero de teja/, dos cuernos y una ganzúa.
Se fue
Esta copla, publicada en La Libertad al día siguiente de la proclamación de la segunda República (14 de abril), la dedica Tapia a la marcha del rey Alfonso XIII, termina con estos estos versos: “¡Se fue!... ¡Sobra toda saña! / ¡Ya es triste cruzar España / cuando es flor todo el país! / ¡Cuando en fecundos olores / florecen todas las flores / menos las flores de lis!”
Santo vuelo
Al Papa, según cuentan/ del Vaticano/ van hacerle el obsequio de un aeroplano. / La noticia, aunque rara, me cae al pelo…¡Bueno es que el Santo padre/ se acerque al cielo! Su misión, ciertamente, / no es de este mundo…¡Conque, arriba los Papas en un segundo!.../ ¡Pío Onceno, a las nubes/ ira volando; / y además, como es Pío, irá piando! ¡A bordo, entre las alas, / tan ricamente, / el espíritu santo/ será talmente! Al pasar por los altos, / bellos confines, / le dirán: “¡Buenas tardes!”/ los serafines./ Y será este un gran papa, / se me figura, / que pocos habrá habido/ de más altura./ Salga, pues, ya cruzando/ la etérea sala…/ por mí, que cuanto antes/ ahueque el ala…/ ¡Sólo le recomiendo/ tenga cuidado, / pues si mal aterriza, /lector amado,/ puede, en su cuerpo sano,/ dejar señales/ todo el santo Colegio/ de cardenales!

Entre los poemas no podía faltar un soneto en el que Luis de Tapía, tras aludir a su bigote borgoñón y a su posible parecido con un soldado del cuadro velazqueño de Las Lanzas, se autorretrata tal como lo creemos: ¿Mi espíritu es burlón, pero inflexible!.../ ¡Odio al tirano que las leyes vicia!.../ ¡Por no llorar, me río lo indecible!.../ ¡Y a mi alma roban paz, calma y delicia,/ un ansia de que triunfe lo imposible, / y un anhelo, incumplido, de Justicia!

Foto: ilustra la edición comentada en este artículo y en ella aparece Luis de Tapia enseñando a Juan Belmonte la medalla que le acaba de otorgar el Ayuntamiento de Madrid en marzo de 1936.

*Este artículo, resumido, se ha publicado en el nº13 de La Marea (edición papel) y también, íntegramente, en el número de la revista Cuadernos Republicanos, del Centro de Investigación y Estudios Republicanos (CIERE).

DdA, X/2.611

1 comentario:

Amistad Hispano-Soviética dijo...

Muy interesante aproximación a uno de los fundadores de nuestra Asociación.

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