Pablo
de Azcárate fue un importante diplomático español que desempeñó
destacadas funciones a lo largo de su carrera diplomática. El primero de
esos empleos lo tuvo en la Sociedad de Naciones (SdN), institución en
la que llegará a alcanzar el puesto de Secretario General Adjunto.
Posteriormente desempeñará el cargo de embajador de la República en
Londres. ¿Cuándo? Durante los años cruciales de la Guerra Civil. Por
último, tendrá una nueva ocupación: la de Secretario de la Comisión de
la ONU para Palestina en 1948, justo cuando se crea el Estado de Israel.
Intervino en la puesta en marcha de la ONU participando, al lado del
Dr. Juan Negrín, en la Conferencia fundacional de Lake Sucess (Nueva
York). Ningún español habrá desempeñado empleos internacionales de rango
tan alto hasta la llegada de la democracia en 1977.
Pablo de
Azcárate Flórez nació en Madrid el 30 de julio de 1890 en el seno de una
familia leonesa perteneciente a la burguesía liberal. Su padre, Cayo,
alcanzará el grado de coronel de Ingenieros y su tío Gumersindo será uno
de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Cursó estudios en la ILE, donde fue alumno de Giner de los Ríos y de
Manuel B. Cossío, y en la Universidad Central. Sin duda fue un
estudiante aventajado. A la edad de 23 años obtendrá la cátedra de
Derecho Administrativo en la Universidad de Santiago, convirtiéndose así
en el catedrático más joven de España. Posteriormente, obtendrá la
misma cátedra en la Universidad de Granada, institución en la que conoce
y entabla amistad con Fernando de los Ríos, también catedrático y
futuro ministro del Gobierno de la República. En 1918 resulta elegido
diputado al Congreso por la provincia de León en la candidatura del
Partido Reformista que lidera Melquíades Álvarez. Renunciará al escaño y
durante un tiempo desempeñará las funciones de patrono-administrador en
la Fundación Sierra Pambley en León.
Durante una estancia en
Londres, becado por la Junta para la Ampliación de Estudios, contacta
con medios diplomáticos, lo que le permitirá presentar la candidatura
para ocupar un puesto de funcionario en la recién creada SdN en Ginebra.
En 1923 lo consigue empezando a trabajar en su Sección de Protección
de Minorías. De ese modo se convertirá en uno de los primeros
funcionarios cuyo trabajo no dependía de un Estado sino de una
institución de carácter internacional. En Ginebra coincidirá con otro
español, amigo suyo, que ya había iniciado su singladura internacional,
el ilustre coruñés don Salvador de Madariaga.
Azcárate tendrá
que afrontar múltiples retos en sus trece años de servicio en la SdN.
Las nuevas fronteras establecidas en los Tratados de Paz de la posguerra
habían sido delineadas según dos factores básicos: las demandas de los
movimientos nacionalistas emergentes durante la I Guerra Mundial y los
intereses geoestratégicos de las potencias vencedoras. La Sección de
Minorías, que dirige Azcárate desde 1928 hasta 1934, se encargará de
recibir las quejas de estas poblaciones, investigar en qué medida
estaban justificadas y redactar los informes pertinentes. El prestigio
de Azcárate irá aumentando en los círculos diplomáticos de Ginebra: su
casa será frecuentada por embajadores, ministros y jefes de gobierno
como Anthony Eden, Edouard Herriot, Paul Boncour o Litvinov entre otros
muchos. Uno de sus vecinos, con el que la familia Azcárate entablará una
gran amistad, es el guitarrista Andrés Segovia.
En 1933, con
el apoyo, entre otros, de los gobiernos de Francia y Gran Bretaña, será
nombrado Secretario General Adjunto de la SdN. Azcárate se convierte así
en el número dos de la organización internacional más importante de la
época. Durante su mandato, entre otros relevantes logros estarán el
proyecto y el impulso de la construcción de la sede de la SdN en
Ginebra. En la actualidad alberga diversos organismos dependientes de la
ONU.
Cuando en el verano de 1936 se produce la sublevación
militar en España, Fernando de los Ríos se encuentra disfrutando de unos
días de vacaciones en la casa de Azcárate en Ginebra. Por indicación
de Indalecio Prieto, Azcárate y de los Ríos se trasladan a París para
hacerse cargo de la embajada que había quedado vacante por la deserción
del embajador Cárdenas. En los primeros días de agosto se produce la
deserción de otro embajador, en este caso López Oliván, que se encuentra
en Londres. El Gobierno de la República solicita al gabinete británico
el placet para el nombramiento de Azcárate como embajador en Londres. En
este momento, el Duque de Alba ya reside en Londres como representante
oficioso de Franco: los británicos no tendrán especial interés en
recibir a un embajador de la República Española. Ahora bien, dado el
indudable prestigio internacional de Azcárate, el placet será concedido
presentando éste sus cartas credenciales ante el rey Eduardo VIII el
día 13 de septiembre.
La decisión de aceptar el nombramiento
como embajador en el Reino Unido sorprenderá en los medios de la SdN en
Ginebra, pues la opinión generalizada es en aquellos momentos la de que
el Gobierno de la República Española tiene los días contados. A nivel
personal, la decisión tampoco va a resultar fácil por motivos
familiares. ¿Por qué razón? Por aquellas fechas, su hermano Justino se
encuentra encarcelado y condenado a muerte en Valladolid. Azcárate
sufrirá presiones y chantajes de todo tipo con el fin de que renuncie a
la embajada. Al final, Justino será canjeado por el falangista Raimundo
Fernández Cuesta y puesto en libertad en 1938.
Durante los
casi tres años que permanecerá en Londres, Azcárate intenta demostrar
que Alemania e Italia prestan a Franco una ingente ayuda financiera y de
material bélico, desmontando así la farsa de la “No Intervención”.
Mantendrá un estrecho contacto con sectores liberales de la sociedad
británica, así como con una parte de la prensa y de los intelectuales
más prestigiosos que apoyan la causa republicana, entre los que podemos
destacar al liberal Archival Sinclair y a la duquesa de Atholl y a Lord
Cecil of Chelwood, diputados del Partido Conservador.
Varios
factores, sin embargo, actúan contra Azcárate y la República:
Chamberlain mantiene en la Cámara de los Comunes una sólida mayoría a
favor del apaciguamiento, los gobernantes británicos albergan una gran
hostilidad hacia la revolución social desencadenada en la zona
republicana tras el alzamiento del 18 de julio. A parte de ello, un
número considerable de políticos consideran que existe un influjo
preponderante de la URSS sobre la República. Para Azcárate, su “gran
fracaso” será no convencer a Churchill para que defienda la República
frente a la intervención germano-italiana, pues éste lideraba el grupo
de los conservadores enfrentados con Chamberlain y partidarios de la
firmeza frente a Hitler.
En 1939, derrotada la República, se
trasladará a París para poner en marcha y dirigir el Servicio de
Evacuación de los Refugiados Españoles (SERE) por encargo de Juan
Negrín, presidente del Gobierno republicano en el exilio. En los años
siguientes, Azcárate desarrollará desde el exterior una intensa labor en
defensa de la República junto al Dr. Negrín.
En 1948, Azcárate
inicia su última etapa profesional trabajando para las Naciones Unidas
en la cuestión de Oriente Próximo. Nombrado secretario de la Comisión de
Palestina, su labor consiste en participar en la aplicación del plan de
partición de la ONU de 1947, que recomienda la creación de un Estado
palestino y otro judío. No obstante, este propósito no se podrá alcanzar
dadas las condiciones en Palestina y las relaciones entre los actores
directamente implicados. Después de la llegada de la Comisión en un
clima de violencia generalizada, el Estado de Israel será fundado.
Estamos en mayo de 1948. Es entonces cuando se desencadena la primera
guerra árabe-israelí. Azcárate desempeñará desde entonces hasta 1952
varios cargos importantes: secretario de la Comisión consular de tregua,
comisario municipal (alcalde) de Jerusalén, representante del mediador
ante los países árabes y, tras el fin de la guerra, secretario de la
Comisión de conciliación de Palestina. Éste es el organismo que
intentará, por primera vez, conseguir una paz entre israelíes y árabes
que todavía no ha llegado en la actualidad.
Concluida su misión
en Palestina se retira en 1952 a Ginebra. Allí escribirá numerosos
ensayos, entre ellos: Gumersindo de Azcárate, estudio biográfico y
documental, Wellington y España, sobre la Guerra de la Independencia, La
Guerra del 98 y dos libros de memorias: Mi embajada en Londres durante
la Guerra Civil Española, recientemente reeditado con un prólogo del
profesor Ángel Viñas, y Misión en Palestina. Pablo de Azcárate
fallece en Ginebra el 12 de diciembre de 1971. Sus cenizas, por expreso
deseo suyo, reposan en el cementerio civil de Madrid.
DdA, X/2.566
Pablo de Azcárate Flórez nació en Madrid el 30 de julio de 1890 en el seno de una familia leonesa perteneciente a la burguesía liberal. Su padre, Cayo, alcanzará el grado de coronel de Ingenieros y su tío Gumersindo será uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Cursó estudios en la ILE, donde fue alumno de Giner de los Ríos y de Manuel B. Cossío, y en la Universidad Central. Sin duda fue un estudiante aventajado. A la edad de 23 años obtendrá la cátedra de Derecho Administrativo en la Universidad de Santiago, convirtiéndose así en el catedrático más joven de España. Posteriormente, obtendrá la misma cátedra en la Universidad de Granada, institución en la que conoce y entabla amistad con Fernando de los Ríos, también catedrático y futuro ministro del Gobierno de la República. En 1918 resulta elegido diputado al Congreso por la provincia de León en la candidatura del Partido Reformista que lidera Melquíades Álvarez. Renunciará al escaño y durante un tiempo desempeñará las funciones de patrono-administrador en la Fundación Sierra Pambley en León.
Durante una estancia en Londres, becado por la Junta para la Ampliación de Estudios, contacta con medios diplomáticos, lo que le permitirá presentar la candidatura para ocupar un puesto de funcionario en la recién creada SdN en Ginebra. En 1923 lo consigue empezando a trabajar en su Sección de Protección de Minorías. De ese modo se convertirá en uno de los primeros funcionarios cuyo trabajo no dependía de un Estado sino de una institución de carácter internacional. En Ginebra coincidirá con otro español, amigo suyo, que ya había iniciado su singladura internacional, el ilustre coruñés don Salvador de Madariaga.
Azcárate tendrá que afrontar múltiples retos en sus trece años de servicio en la SdN. Las nuevas fronteras establecidas en los Tratados de Paz de la posguerra habían sido delineadas según dos factores básicos: las demandas de los movimientos nacionalistas emergentes durante la I Guerra Mundial y los intereses geoestratégicos de las potencias vencedoras. La Sección de Minorías, que dirige Azcárate desde 1928 hasta 1934, se encargará de recibir las quejas de estas poblaciones, investigar en qué medida estaban justificadas y redactar los informes pertinentes. El prestigio de Azcárate irá aumentando en los círculos diplomáticos de Ginebra: su casa será frecuentada por embajadores, ministros y jefes de gobierno como Anthony Eden, Edouard Herriot, Paul Boncour o Litvinov entre otros muchos. Uno de sus vecinos, con el que la familia Azcárate entablará una gran amistad, es el guitarrista Andrés Segovia.
En 1933, con el apoyo, entre otros, de los gobiernos de Francia y Gran Bretaña, será nombrado Secretario General Adjunto de la SdN. Azcárate se convierte así en el número dos de la organización internacional más importante de la época. Durante su mandato, entre otros relevantes logros estarán el proyecto y el impulso de la construcción de la sede de la SdN en Ginebra. En la actualidad alberga diversos organismos dependientes de la ONU.
Cuando en el verano de 1936 se produce la sublevación militar en España, Fernando de los Ríos se encuentra disfrutando de unos días de vacaciones en la casa de Azcárate en Ginebra. Por indicación de Indalecio Prieto, Azcárate y de los Ríos se trasladan a París para hacerse cargo de la embajada que había quedado vacante por la deserción del embajador Cárdenas. En los primeros días de agosto se produce la deserción de otro embajador, en este caso López Oliván, que se encuentra en Londres. El Gobierno de la República solicita al gabinete británico el placet para el nombramiento de Azcárate como embajador en Londres. En este momento, el Duque de Alba ya reside en Londres como representante oficioso de Franco: los británicos no tendrán especial interés en recibir a un embajador de la República Española. Ahora bien, dado el indudable prestigio internacional de Azcárate, el placet será concedido presentando éste sus cartas credenciales ante el rey Eduardo VIII el día 13 de septiembre.
La decisión de aceptar el nombramiento como embajador en el Reino Unido sorprenderá en los medios de la SdN en Ginebra, pues la opinión generalizada es en aquellos momentos la de que el Gobierno de la República Española tiene los días contados. A nivel personal, la decisión tampoco va a resultar fácil por motivos familiares. ¿Por qué razón? Por aquellas fechas, su hermano Justino se encuentra encarcelado y condenado a muerte en Valladolid. Azcárate sufrirá presiones y chantajes de todo tipo con el fin de que renuncie a la embajada. Al final, Justino será canjeado por el falangista Raimundo Fernández Cuesta y puesto en libertad en 1938.
Durante los casi tres años que permanecerá en Londres, Azcárate intenta demostrar que Alemania e Italia prestan a Franco una ingente ayuda financiera y de material bélico, desmontando así la farsa de la “No Intervención”. Mantendrá un estrecho contacto con sectores liberales de la sociedad británica, así como con una parte de la prensa y de los intelectuales más prestigiosos que apoyan la causa republicana, entre los que podemos destacar al liberal Archival Sinclair y a la duquesa de Atholl y a Lord Cecil of Chelwood, diputados del Partido Conservador.
Varios factores, sin embargo, actúan contra Azcárate y la República: Chamberlain mantiene en la Cámara de los Comunes una sólida mayoría a favor del apaciguamiento, los gobernantes británicos albergan una gran hostilidad hacia la revolución social desencadenada en la zona republicana tras el alzamiento del 18 de julio. A parte de ello, un número considerable de políticos consideran que existe un influjo preponderante de la URSS sobre la República. Para Azcárate, su “gran fracaso” será no convencer a Churchill para que defienda la República frente a la intervención germano-italiana, pues éste lideraba el grupo de los conservadores enfrentados con Chamberlain y partidarios de la firmeza frente a Hitler.
En 1939, derrotada la República, se trasladará a París para poner en marcha y dirigir el Servicio de Evacuación de los Refugiados Españoles (SERE) por encargo de Juan Negrín, presidente del Gobierno republicano en el exilio. En los años siguientes, Azcárate desarrollará desde el exterior una intensa labor en defensa de la República junto al Dr. Negrín.
En 1948, Azcárate inicia su última etapa profesional trabajando para las Naciones Unidas en la cuestión de Oriente Próximo. Nombrado secretario de la Comisión de Palestina, su labor consiste en participar en la aplicación del plan de partición de la ONU de 1947, que recomienda la creación de un Estado palestino y otro judío. No obstante, este propósito no se podrá alcanzar dadas las condiciones en Palestina y las relaciones entre los actores directamente implicados. Después de la llegada de la Comisión en un clima de violencia generalizada, el Estado de Israel será fundado. Estamos en mayo de 1948. Es entonces cuando se desencadena la primera guerra árabe-israelí. Azcárate desempeñará desde entonces hasta 1952 varios cargos importantes: secretario de la Comisión consular de tregua, comisario municipal (alcalde) de Jerusalén, representante del mediador ante los países árabes y, tras el fin de la guerra, secretario de la Comisión de conciliación de Palestina. Éste es el organismo que intentará, por primera vez, conseguir una paz entre israelíes y árabes que todavía no ha llegado en la actualidad.
Concluida su misión en Palestina se retira en 1952 a Ginebra. Allí escribirá numerosos ensayos, entre ellos: Gumersindo de Azcárate, estudio biográfico y documental, Wellington y España, sobre la Guerra de la Independencia, La Guerra del 98 y dos libros de memorias: Mi embajada en Londres durante la Guerra Civil Española, recientemente reeditado con un prólogo del profesor Ángel Viñas, y Misión en Palestina. Pablo de Azcárate fallece en Ginebra el 12 de diciembre de 1971. Sus cenizas, por expreso deseo suyo, reposan en el cementerio civil de Madrid.
DdA, X/2.566
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