sábado, 13 de julio de 2013

LAS CULPAS DE GORDILLO Y CAÑAMERO EN MEDIO DE TANTA BASURA

 Jaime Richart

Es un sarcasmo descomunal insistir en que estamos en un Estado de Derecho, en medio de tanto abuso del poder bancario, económico e institucional en uno de los países más corruptos del mundo y el primero de Europa donde nos acercamos rápidamente a las condiciones sociales casi medievales de los países del llamado tercer mundo. Sale un corrupto casi a diario a relucir dando patadas a las piedras.

 El partido del gobierno es el primero en cantar ese supuesto Estado de Derecho. Detentar la mayoría absoluta del poder político, ejercer una desaforada influencia sobre el poder fiscal y sobre los principales órganos rectores del poder judicial elegidos por ellos, controlar la mayoría de los medios gráficos y audiovisuales en cada comunidad autónoma y en el conjunto del país, no es para menos... El Estado de Derecho existe en la medida que ese partido y otros cómplices lo afirman miles de veces hasta conseguir hacer de la mentira verdad. Es muy conocida la treta.

 Abusos e injusticias por doquier: saqueo sistemático y desvergonzado de las arcas públicas durante décadas; privilegios sin cuento para porciones de los grandes propietarios y aforados, al socaire de la prepotencia; promesas electorales sistemáticamente incumplidas en fraude al elector y al sufragio:  prevaricaciones y cohechos, sobornos y extorsiones en el plano político; desfalcos, falsedades, engaños y estafas en el ámbito de las Cajas de Ahorro que tuvieron una enorme utilidad social y se convirtieron de la noche a la mañana en instrumento de enriquecimiento injusto de sus administradores nombrados por el poder político, y de ruina irreversible de millones de impositores. En primer plano, sigue en teoría, depurándose la responsabilidad en los abusos de miembros de la Casa Real y de la propia realeza.

 Los innumerables procesos penales sustanciados contra centenares del mismo partido por delitos de toda clase, ya se verá en qué poco quedan para la suerte de esos delincuentes...Aún resuena el eco de un tal González Pons en la oposición, animando a la ciudadanía española a sublevarse como en la Primavera Árabe se sublevaron los egipcios contra el gobierno de aquel entonces. Aún se escucha a una tal Aguirre incitando a lo mismo, a incumplir las leyes, a la insumisión y a la desobediencia civil... sin que nadie ni nada les haya comprometido a ambos ni siquiera en su responsabilidad y reputación, excepto ellos a sí mismos.

Y sin embargo, en medio de tanta basura, tanto delito, tanta prepotencia y tanta injusticia, Gordillo y Cañamero, dos honrados y sensitivos ciudadanos que se resienten gravemente de las condiciones oprobiosas en que viven millones de andaluces, se ven ahora en el trance de convertirse en mártires de la causa de los eternamente desposeídos. ¿Su culpa? Entrar pacíficamente en una finca del Estado en protesta de la injusta distribución de la tierra en su país donde enormes extensiones yermas de propiedad particular o del Estado siguen sin cultivarse en gravísimo perjuicio de grandes masas de población.

 Si metemos todo lo que ha sucedido y viene sucediendo en este país donde bulle durante treinta y cinco años un simulacro de democracia, no os extrañe que muchos comprendamos perfectamente lo que sucedió para que estallase una guerra civil de la que siguen sacando provecho económico, político y social los fascistas cuyos abuelos y bisabuelos ganaron. No tenéis más que rastrear sus apellidos y compararlos y comparar su cinismo y altanería, con los apellidos y sobriedad de los perdedores que vienen compitiendo en la política y en la sociedad en general débilmente con ellos. Por este conducto se explican también muchas cosas. Incluso la intolerancia hacia Gordillo y Cañamero, jacobinos, comunistas y parte significada de la clase trabajadora; al final, del pueblo llano.

DdA, X/2.434

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