martes, 6 de noviembre de 2012

ADIÓS, ESTADO DE BIENESTAR, ADIÓS


Conrado Granado

La “marea popular” avanza de forma cada vez más acusada, dando hachazos a diestro y siniestro a un Estado de Bienestar que tanto nos costó conseguir a los trabajadores españoles a lo largo de los años. Tanto, que ya ese Estado de Bienestar comienza a parecerse a una caricatura de lo que fue. Pero el Partido Popular va sobrado, porque saben que tienen sentadas sus reales en La Moncloa, en la mayoría de los Gobiernos de las Comunidades Autónomas y de los Ayuntamientos de España. Por eso estas palabras, como tantas otras que se están oyendo o publicando estos días, no son más que voces que claman en el desierto, ya que su hoja de ruta la tienen bien definida y la van a llevar a la práctica, porque para eso gobiernan, y para eso les han votado, dicen. 
Hubo un tiempo en el que el hoy presidente del Gobierno y entonces candidato a la Presidencia Mariano Rajoy clamaba al cielo contra la subida del IVA del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero porque, decía, dicha subida iba a afectar hasta a las chuches que iba a comprar “esa niña”; era la “niña de Rajoy”, que tanto dio que hablar. ¡Qué tiempos, aquellos, rediós! Comparado con lo que se nos viene encima, aquel Gobierno, con sus defectos, que los tuvo, era un coro de querubines comparado con el Gobierno del Partido Popular. Tachaban a aquella forma de gobernar de “rodillo” socialista”, pero estamos llegando al “aplastamiento popular”. 
Pero, impasible el ademán, los populares van sobrados, porque, repito, gobiernan con mayoría absoluta en La Moncloa, en la mayoría de las Comunidades Autónomas y en los Ayuntamientos. A estas alturas creo que convendría recordar la vieja jaculatoria que nos grababan a sangre y fuego en los antiguos colegios religiosos, y ponerla al día: “Tengan piedad de nosotros. Amén”. Por lo que pudiera pasar, que todo es posible.
Porque son ya millones los españoles que van a tener que empezar a entonarla, si no han empezado ya. Todo ello, en un momento en que el paro ha alcanzado la terrible cifra del 25%; es decir, que la cuarta parte de los trabajadores con posibilidades de trabajar no tienen dónde hacerlo. Cinco millones de españoles a lomos de la nada. Con una reforma laboral que decían iba a ser la panacea de cara a crear puestos de trabajo, y resulta que en los últimos meses se han destruido cerca de 180.000 empleos, mientras que la ministra del ramo, Fátima Báñez, sigue diciendo que sí, que es para crear empleo.
La subida del IVA hasta el 21% ha ido mucho más allá que “las chuches” de la niña del señor Rajoy, porque ha afectado a muchos sectores de la sociedad: ha bajado el consumo, la cultura está en el desagüe, el comercio hace equilibrio en la cuerda floja para mantenerse a flote y hasta morirse se está poniendo difícil, aunque no imposible.
La privatización de las columnas vertebrales de ese Estado de Bienestar que tanto nos costó construir, como son la sanidad y la educación, marcha a buen ritmo, a ritmo popular, se entiende. La Comunidad de Madrid es la punta de lanza de lo que ellos llaman “liberalismo”, que no es otra cosa que un programa de derechas puro y duro, y aquí han empezado a poner en práctica lo que tantas veces ocultaron. Tienen los votos de la ciudadanía, es cierto, pero lo que no es de recibo es mentir, prostituir los términos. Y en esta Comunidad Autónoma el Gobierno del presidente Ignacio González, alumno aventajado de la otrora inefable presidenta Esperanza Aguirre, ha implantado que a partir del próximo primero de enero vamos hacia el copago sanitario; es decir, un euro por receta. Dicen que con este sistema van a recaudar cerca de 80 millones de euros, pero que “no se trata de un afán recaudatorio, sino disuasorio”. Estas palabras son un insulto a la inteligencia y una falta de respeto a los cientos de miles de personas, generalmente jubilados, que tenemos que acudir a la receta por prescripción facultativa, ya que nos va en ello nuestra salud, o nuestra vida. Pero ahora resulta que además de cobrarnos y recaudar, pretenden tratarnos como imbéciles, como eunucos mentales.
Han empezado por Madrid, donde además de implantar el euro por receta se ofrecen a empresas la gestión privada de los hospitales y se impulsa la conversión de centros de salud en sociedades privadas. Es su campo de pruebas, pero le seguirán otras Comunidades, como Extremadura, Valencia, Castilla La Mancha, Galicia. El primer paso es la gestión. Ya vendrá todo lo demás, es cuestión de tiempo. Mientras tanto, las listas de espera en los hospitales se alargan, por lo que ya hay que esperar en algunos casos año y medio para operarse. 
En el tema de la educación, con el ínclito ministro señor Wert en el puente de mando, marchamos hacia el modelo dual educativo. Ya han dado el primer paso, potenciando la educación privada concertada, por lo que poco a poco iremos hacia unos colegios para pobres e inmigrantes, es decir, los públicos, y el resto, el que se pueda pagar la privada concertada, que la pague. Algo que por cierto le viene de perillas a la Iglesia Católica, ya que la inmensa mayoría de la enseñanza privada concertada está en manos de órdenes religiosas. Miel sobre hojuelas, porque se matan dos pájaros de un tiro: negocio y adoctrinamiento. Y lo mismo pasará en otros estamentos de la enseñanza, con la disminución de becas en la Universidad, alejando de las aulas a los que no puedan pagar las tasas. ¿Quiénes? Los más necesitados, los hijos de los trabajadores, de los parados.
Los trabajadores públicos también tienen un panorama nada halagüeño desde el pasado 30 de octubre, ya que ese día el Gobierno allanaba el camino para facilitar el despido de estos trabajadores. Según el Boletín Oficial del Estado de ese día, Ayuntamientos, Comunidades, o entes públicos con déficits el año anterior, y con un 5% menos de presupuesto, podrán poner en marcha un despido colectivo. Eso sí, con 20 días por año, según la Reforma Laboral aprobada por el Gobierno.
Pero, impasible el ademán, los populares van sobrados, porque gobiernan en La Moncloa, en la mayoría de las Comunidades Autónomas, de los Ayuntamientos. Y, dicen, “la mayoría silenciosa” les apoya. Pero, como dice Albert J. Jovell, presidente del Foro Español de Pacientes, existe la obligación de ser honestos. Algo que algunos ignoran, por lo que siguen mintiendo.

DdA, IX/2.225

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