lunes, 28 de mayo de 2012

CARLOS TAIBO HABLA DE "ESPAÑA, UN GRAN PAÍS: TRANSICIÓN, MILAGRO Y QUIEBRA"



Lazarillo


A partir de un dato estadístico, que sólo el 28 por ciento de los ciudadanos españoles creía a principios de este año en la Unión Europea, el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Carlos Taibo se planteó escribir su último libro, recientemente publicado bajo el título España, un gran país: transición, milagro y quiebra (Los Libros de La Catarata, 2012). Teniendo en cuenta que hace seis años esa creencia se había situado en torno a un 70 u 80 por ciento, Taibo se dispuso a elaborar una discusión crítica sobre otros tres mitos recurrentes a lo largo de las tres últimas décadas.

El primero no podía ser otro que el de la impoluta transición política que habría permitido acabar con la dictadura franquista, transición en la que todos habríamos ganado. "La transición -afirma el profesor de Ciencia Política en una reciente entrevista con Carlos Maceiras- la sacaron adelante, con la connivencia de los partidos de la izquierda oficial, los poderes fácticos del momento. Sus huellas, en la forma de una genuina farsa democrática, son visibles hoy por todas partes. El segundo es el mito del milagro económico, que se habría registrado al calor de la incorporación a la Unión Europea. Hoy sabemos cuál ha sido su trastienda en la forma de dramáticas desigualdades sociales, un vergonzante Estado del bienestar, una legislación laxísima en lo que hace a los paraísos fiscales y agresiones medioambientales irreversibles. El tercero, en fin, lo aporta el mito neoliberal, acatado por los dos grandes partidos, causante directo de las miserias que vinculamos con la crisis del euro, reiterado día tras día por nuestros gobernantes y motivo principal en estas horas para plantear un inexcusable y frontal rechazo del capitalismo".

El autor de la interviú se interesa por el título irónico del libro, a lo que Taibo contesta que responde a una idea trivial que han repetido incansables todos los presidentes del Gobierno español. "En un lugar en el que lo colectivo ha sido lapidado y estigmatizado, nuestros gobernantes parecen defender los valores correspondientes a efectos meramente retóricos. Mientras propician una gigantesca estafa, la que están desarrollando nuestros bancos, adulan a la población con frasecitas como ésa. Les hace bien la figura de Homer Simpson marcada en un euro que se recoge en la portada del libro".

Veo que tu examen del derrotero de la cuestión nacional se interesa más por el nacionalismo de Estado español que por los avatares de los nacionalismos vasco, catalán o gallego.
Así es. Asumo de buen grado que era una decisión delicada, pero creo que en este caso, como en todos, había que hablar de aquello de lo que comúnmente no se habla. Y ese nacionalismo de Estado, muchas veces silencioso y aparentemente inexistente, es un elemento vital para explicar las miserias que se urdieron, al calor de la transición, treinta años atrás y su plasmación hoy en forma de un modelo al parecer incuestionable. La orgullosa vocación antiautodeterminista del nacionalismo español nos emplaza ante su más que dudosa condición democrática.

También analizas en un capítulo la política exterior española.
No hay en ella muchos misterios. La transición fue claramente tutelada por los aliados europeos y por Estados Unidos. Las consecuencias son fáciles de identificar: si, por un lado, la europeización sirvió como excusa para sacar adelante un programa cabalmente neoliberal, la OTAN pasó a dirigir de hecho la política exterior española. Por detrás se hizo valer el franco, insolidario, patético y prepotente objetivo de sumarse al club de los países más ricos.

Otro hilo conductor del libro es la crítica de lo que a menudo llamas razón progresista
La razón progresista ha sido un elemento vital para propiciar el asentamiento del proyecto urdido por los poderes fácticos que antes mencioné. A su amparo se han revelado muchas miserias: la adoración de todo lo que ha supuesto la UE, una lectura por completo acrítica de lo que suponen los Estados del bienestar, el designio de entender que no hay otro horizonte sindical que el que proporcionan CCOO y UGT, o, por dejarlo ahí, un atlantismo exultante. Si el diario El País es un buen reflejo de muchas de estas percepciones, otro lo constituye el respaldo dispensado por tantas personas, en muchos casos de buena fe, a una figura tan equívoca como el juez Garzón, y un tercero el camino asumido por tantos intelectuales abducidos por el sistema. Al final lo que la razón progresista nos ha intentado vender, sin más, es que no hay otro horizonte que el del capitalismo.

En muchos trechos del libro defiendes, en cambio, la tradición libertaria.
Es verdad, aunque siempre me siento obligado a subrayar que mi defensa no es ideológica. Me interesan más las personas que en virtud de su experiencia vital han llegado al convencimiento de que hay que defender la democracia de base, la asamblea y la autogestión, sin líderes, burocracias ni liberados. Pero no puedo ocultar mi admiración por nuestros abuelos anarquistas y anarcosindicalistas, los olvidados de entre los olvidados. Y creo firmemente en la actualidad del pensamiento y de las prácticas libertarias. Bien sabes que he sostenido que uno y otras tienen hoy un renacimiento inesperado en muchos de los elementos de la vida cotidiana del 15-M. Hablo ante todo del designio de forjar espacios de autonomía autogestionados, un proyecto infinitamente más útil y realista que las reformas en las instituciones que siguen reclamando nuestros socialdemócratas.

¿Puede entenderse que hay en tu última obra un acopio de argumentos para el 15-M?
Sería pretencioso afirmarlo. Me contentaré con señalar que muchas de las consignas que el movimiento ha contribuido a asentar encuentran un sustento material, o a mí me lo parece, en las tesis recogidas en estas páginas. Pero más he aprendido yo del 15-M que lo que puedan aprender sus activistas de la lectura de este libro.

PS.- Para más detalles sobre el pensamiento de este autor, léase "Hay que crear espacios donde pensamos y vivamos de otra manera". (Entrevista publicada en Crónica Popular).


EN DEFENSA DEL 15M:
RESPUESTA AL DIARIO "LA VANGUARDIA"
Como era de esperar, un movimiento que se enfrenta, no sólo al establishment financiero y a la gran patronal, sino también al establishment mediático, ha despertado gran hostilidad por portavoces de tales establishments. Entre ellos han aparecido recientemente dos artículos en el diario conservador La Vanguardia en el que se subraya el declive (en realidad en uno de ellos se utiliza el término “muerte”, “El 15-M se resiste a morir”, 16 de mayo de 2012) de tal movimiento.
+@Vicenç Navarro

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