viernes, 18 de noviembre de 2011

RAJOY Y EL VOTO DE LOS DEPENDIENTES


Félix Población

Una vez más, dando pruebas de ambigüedad y ocultamiento, Mariano Rajoy se ha mostrado muy lacónico en la excelente entrevista que ayer publicaba el diario El País. Pocas veces nos encontraremos ante un líder político, en periodo electoral, que reitera contestaciones monosilábicas o las ventila con una sola y equívoca frase a lo largo de toda una interviú en profundidad.

No obstante, gracias al celo incisivo con el que planteó ciertas cuestiones el director del periódico, Javier Moreno, el candidato del PP a la Presidencia del Gobierno dio posiblemente el titular más alarmante y que quizá más daño puede hacer a su partido el próximo 20 N: La dependencia no es viable, por lo que habrá que ir haciendo lo que se pueda.

Hace apenas tres años, Mariano Rajoy consideraba la llamada Ley para la Autonomía Personal y atención a las Personas en Situación de Dependencia -aprobada por el gobierno de Rodríguez Zapatero y uno de sus logros sociales más notables-, como uno de los cuatro pilares fundamentales del estado del bienestar. Entonces se mostraba muy dispuesto a apoyar y financiar esa normativa, que tan mal funcionó en las comunidades gobernadas por el Partido Popular, según saben muy bien quienes han solicitado esos servicios en el feudo administrativo de la lideresa Aguirre.

En España se calcula en torno a algo más de un millón de personas las que necesitan la cobertura de esa ley, aunque el total de solicitudes rebasa el millón y medio. El porcentaje, por lo tanto, se cifra en algo más de un tres por ciento (3,2) de la población. De todos los ciudadanos dependientes, se calcula en medio millón los que tiene el grado III de dependencia máxima.

En torno a ese importante número de personas, que después de haber trabajado toda su vida y haber contribuido con sus impuestos a la atención que merecen de parte del Estado, hay unos familiares que hasta ahora tenían el apoyo o la expectativa de una pequeña ayuda económica. Si Rajoy, faltando a su palabra como jefe de la oposición, considera como jefe de gobierno que esa ley no es viable, deberían tenerlo en cuenta los votantes afectados por esa situación, que son muchos. Y también los 300.000 trabajadores adscritos a esos servicios en domicilios, residencias de mayores y centros de día.

Cuando tanto falso pecho saca el Partido Popular abogando por restringir la vigente ley del aborto, para así defender según su consignas la defensa de la vida, indigna sobremanera que Rajoy tenga previsto dejar en vía muerte, por inviable, la vida y dignidad de los dependientes. No olvidemos, además, que esa generación tiene muy ganada esa atención por la dura existencia que muchos de ellos han tenido que soportar a lo largo del pasado siglo.

Claro que estos ciudadanos, aparte de su dificultad o imposibilidad para votar, probablemente nunca lo harían a un partido como el de Mariano Rajoy, con lo que se podría interpretar que, a diferencia de los pensionistas -mi prioridad son las pensiones-, don Mariano tiene una razón para hacer inviable la Ley de Dependencia: que la mayoría de los dependientes y sus familias no votan PP, algo que sí puede tentar a los jubilados si se les seduce con un poco de demagogia.


+@El arzobispo de Oviedo y su mensaje electoral:
Lo más sorprendente es que su misiva se dirige «desde la doctrina social de la Iglesia», pero en ella no hay referencia alguna al paro, ni a la pobreza ni a las desigualdades sociales. Lo que más se acerca a esa doctrina social es que pide al Señor que los nuevos representantes ejerzan su función buscando el bien de las personas, «especialmente de las más desfavorecidas». ¡Vaya término para quienes están sin empleo! Ni una palabra sobre la especulación económica o sobre una política de redistribución de la riqueza. Pudo concluir, al menos, con algún paternal consuelo para los «desfavorecidos», como que los ricos no entrarán en el reino de los cielos, pero a estas alturas todos sabemos que no entrarán, porque ya no caben más. (Francisco J. Bastida).

+@Rajoy lleva cuatro años sin aceptar una entrevista de "Público"

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