jueves, 14 de julio de 2011

NADA SERÁ COMO ANTES DEL 15-M: PLAN DE OTOÑO


Lazarillo

La editorial Libros de La Catarata ha puesto en la calle una de las obras/compendio, escrita casi al tiempo que discurrían las movilizaciones del llamado Movimiento 15-M, en la que se ha hecho quizá el mejor y más profundo análisis del mismo gracias al celo y compromiso en asumirlo e interpretarlo que le ha dispensado su autor, Carlos Taibo. Quien se define como activista y ejerce como profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid, del que ya leímos en los inicios del movimiento citado un interesante artículo en el periódico Diagonal -por cierto, ¿por qué ha dejado de escribir Taibo en el diario Público?-, expone en Nada será como antes: sobre el movimiento 15-M las varias razones por las cuales fue un éxito popular esa iniciativa. Se refiere también a las dos almas impulsoras del 15-M, la aportada por los movimientos sociales críticos, con una contestación activa al capitalismo y sus reglas, y la protagonizada por los jóvenes no especialmente radicalizados pero muy indignados, que postulan una reforma del sistema sin ocultar su interés por las elecciones y sus tramas. Al principio, según Carlos Taibo, fue la primera la más influyente, para pasar luego a ser más protagonista la segunda, por influencia quizá de las presiones políticas, policiales y judiciales.

Capítulo especialmente atractivo es el que el autor dedica a las propuestas que se proyectaron en las plazas de España esta pasada primavera: sobre la clase política, la resolución de la crisis económica, la ley electoral, la problemática juvenil (desempleo, trabajo precario, plan Bolonia), el feminismo, el ecologismo, el antimilitarismo, etc. No falta en el librito un análisis al miedo experimentado por las llamadas gentes de orden, con las reacciones que ante la irrupción del movimiento manifestaron los dos partidos políticos mayoritarios. También, en capítulo aparte, se desmenuza el comportamiento de Izquierda Unida, con la participación de una mayoría de la militancia en las movilizaciones. Hace finalmente Taibo, al término del ensayo, una disección muy aguda de cómo dos diarios, El País y Público cubrieron informativa y opinativamente los hechos, con una mención señalada a los tertulianos e intelectuales abducidos.

Aprovecho esta reseña del libro de Carlos Taibo, que intepreta en tiempo de pasado el Movimiento 15-M, para enlazarla con el artículo que firma en el último número de La Antorcha del siglo XXI y cuyo título -El otoño del Movimiento 15-M- responde no a un presumible languidecer o acabamiento del mismo, por supuesto, sino a las perspectivas que se le pueden abrir con el nuevo curso político y la celebración más tarde o más temprano de las elecciones generales, circunstancia que como ocurriera con las municipales y autonómicas le puede ser muy propicia:

"Vaya por delante que el título de este texto no incorpora ninguna metáfora. Nada más lejos de mi intención que sugerir que el movimiento del 15-M ha entrado en una etapa de declive. Quiero dedicar estas líneas, antes bien, a examinar un puñado de datos que, en un grado u otro, marcarán inevitablemente el derrotero de ese movimiento una vez llegue septiembre y --cabe suponer-- se retomen con radicalidad y fuerza las iniciativas. Lo digo porque, veamos las cosas como las veamos, parece inevitable que en los meses de verano se registre un reflujo en aquéllas.

El primero de esos datos lo aporta la conciencia del movimiento en lo que se refiere a la necesidad de desplegar, pese a todo, campañas de muy diverso cariz que, aunque no tan fuertes simbólicamente como las acampadas de las últimas semanas, mantengan encendida la llama de la contestación y del recuerdo. Estoy pensando, y son ejemplos entre otros, en la convocatoria de concentraciones en muchos lugares, en la preparación de las manifestaciones que deben registrarse el 15 de octubre, en las marchas a Madrid previstas para las próximas semanas, en el apoyo a la campaña de hostigamiento a los desahucios, en la extensión de las acampadas a localidades que hasta ahora no las han acogido o, en suma, en la internacionalización de muchas de las acciones hasta ahora desarrolladas.

Un segundo elemento que hay que tomar en consideración lo constituyen los previsibles efectos de la violencia con la que el movimiento, con certeza, va a ser obsequiado. En este momento sólo puedo enunciar una firme convicción : la fortaleza del 15-M es tal que también aquí las cosas han cambiado. Si hasta hace un par de meses la violencia represiva provocaba las más de las veces miedo y retirada, hoy se traduce, antes bien, en una firme y general voluntad de mantener convicciones e iniciativas.

El tercer dato interesante lo configura lo que puede ocurrir en el otoño en las universidades. No se olvide que éstas, como tales, apenas se han movilizado en las últimas semanas, y ello pese a que en acampadas y manifestaciones había, claro, much@s universitari@s y muchos jóvenes que han dejado la universidad hace bien poco. Es razonable intuir que en septiembre y octubre, en un período menos lastrado por los exámenes, se registre en las facultades y escuelas un repunte del 15-M que bien puede otorgar a éste un impulso muy saludable. Queda por saber, en un terreno próximo, si en el otoño asistiremos también a movilizaciones en los institutos; obligado parece subrayar al respecto que estos últimos han permanecido las más de las veces lejos de la efervescencia del 15-M.

La quinta circunstancia de interés nos habla del efecto de estímulo que podría derivarse de un adelanto de las elecciones generales españolas al otoño. Nunca se subrayará lo suficiente que una de las explicaciones del éxito del movimiento 15-M fue su surgimiento en el ecuador de una campaña electoral tan sórdida como triste. Aun cuando las elecciones no se adelanten, el mes de marzo --que es el inicialmente previsto para aquéllas-- tampoco queda tan lejos, y bien puede ser una ocasión más para apuntalar movilizaciones en todos los ámbitos.

Estoy obligado a identificar, en suma, un estímulo muy poderoso para alimentar la vitalidad del movimiento: el hecho, obvio, de que nuestros gobernantes no van a modificar un ápice el guión de las políticas que aplican desde tiempo atrás. Lo digo de otra manera: en este caso hay que descartar por completo la posibilidad de que determinadas concesiones desde los circuitos de poder se traduzcan en retrocesos en la contestación o, en su caso, en divisiones internas dentro del 15-M.

A buen seguro que, más allá de todo lo anterior, el futuro del movimiento depende en muy buena medida de lo que él mismo decida ser. Al respecto no somos pocos --creo-- los que deseamos que se convierta en una activa red de asambleas y de autogestión que, en todos los ámbitos, plante cara a los poderes establecidos y lo haga desde la contestación del capitalismo, de la sociedad patriarcal y del productivismo, y desde la solidaridad internacionalista con los países del Sur".

2 comentarios:

LEDES dijo...

Si mal no recuerdo, Taibo formaba parte del Consejo editorial del periódico Público y un mal día dejó de firmar en el periódico. Una pérdida más desde que Escolar dejo de dirigirlo.

Anónimo dijo...

¿Y por qué será que los mejores se fueron o lo echaron?

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