sábado, 27 de septiembre de 2008

NARCOTERROR EN MEXICO: 12 MUERTES POR DÍA EN 9 MESES


Marco Rascón
México
Todo va por mal camino en México: los discursos, las decisiones, las cifras, la información, la ética, hasta los buenos deseos. México, hasta hace muy poco tiempo, era un país relativamente seguro, con sus grados de criminalidad estables en un país con problemas sociales y económicos, típicos de Latinoamérica. Para explicar el contexto histórico hay que decir que los mexicanos estamos en “transición” desde 1997 en que se hizo una de las reformas políticas que abrió el congreso a la oposición de manera regulada. Desde el año 2000 se considera que México entró en la democracia plena y la alternancia, pero en la percepción general crece la idea regresiva de que ahora vivimos peor, y este año ha crecido como punto central en la preocupación ciudadana el problema de la seguridad.

De enero a la fecha han sido ejecutadas y decapitadas más de 3.500 personas en lo que el gobierno ha definido como “una guerra” contra el crimen organizado, pero de la cual no se sabe exactamente el papel gubernamental, pues de esas personas más del 90 % son consideradas como miembros de bandas y mafias ligadas al narcotráfico. La explicación mediática es que esas muertes han sido producto del enfrentamiento entre criminales por el territorio, lo cual podría hacernos pensar que en México los criminales se suicidan y se matan entre ellos de manera sistemática y creciente.

Esto ha sido acompañado de una ola creciente de secuestros, extorsiones tipo Al Capone y asaltos a ciudadanos de todas las condiciones sociales. Se habla de que hay en circulación en el último año más de 30 mil millones de dólares provenientes del narcotráfico y que se lavan en bancos, financieras, casas de cambio y negocios que aparecen y desaparecen de un día para otro. Todo este ciclo se cerró el 15 de septiembre en la ciudad de Morelia, donde dos granadas de fragmentación estallaron en medio de la multitud que celebraba los 198 años de la independencia, dejando 8 muertos y más de cien heridos. ¿Qué está sucediendo en el país?

Nadie lo dice coherentemente y toda la ciudadanía es ahora investigadora a causa del vacío que han generado el propio gobierno, que no explica los motivos y el curso de esa “guerra”, pero que ya se extendió a la población que hasta antes del 15 de septiembre consideraba que esa violencia no le incumbía ni le llegaría. Es como el cuento del sapo frente al agua: si se pone agua hirviendo y se lanza una rana, esta al contacto salta y se salva; pero si la rana es metida en agua fría y luego a esta se le pone fuego, el agua aumenta de temperatura hasta que la rana se cocina. Eso le pasaba ala sociedad mexicana antes del 15 y ahora ya esta en el hervor, pero la reacción, el miedo y la preocupación llegan tarde.

Una hipótesis delicada es si el Estado mexicano tomó la decisión del paramilitarismo y decidió enfrentar a las mafias y el crimen organizado al margen del estado de derecho y la ley. Las consecuencias futuras serán, si esto es cierto, como lo que enfrentó Felipe González por los GAL. Bajo esta hipótesis la espiral de la violencia viene con fuerza y es expansiva.

El papel de la clase política en general y de todos los partidos es un lugar común: culpar a todo menos a ellos de lo que sucede. Hay que decir que esta clase política incluyendo a la izquierda en general, ha sido beneficiaría de “la transición”, sino la única; que les ha ido muy bien en estos años y por tanto todos sin excepción, de la izquierda a la derecha, coinciden en un profundo conservadurismo. Sin embargo, ha sido creciente también el cuestionamiento de la sociedad a la actuación de los partidos, que utiliza las demandas de la sociedad pero para dirimir sus conflictos internos, más que para solucionar los problemas. Bajo este panorama, los medios de comunicación no sólo son los que dictan el estado de ánimo, sino que se han convertido en el gran tribunal de la nación que acusa y sentencia a presuntos delincuentes, violando con ello la constitución.

A partir del 15 de septiembre, México entró a la esfera bushiana de la “lucha contra el terrorismo” y a falta de una proyección del país y sus problemas, bajo la lucha contra “el terrorismo” oscuro y fantasmal, se pretende unificar al país en una caricatura de la política norteamericana luego del 11 de septiembre de 2001.El grave problema es que casi seguro no estamos a la mitad, ni saliendo, sino entrando a un esquema que vivió Colombia y donde ahora los mexicanos de manera ampliada vamos a jugar, contribuyendo a nuestro atraso.

No sabemos ni donde estamos, mucho menos si tocamos fondo o vamos aún de caída. Eso es México ahora, bajo el huracán del pesimismo y la nostalgia de un México que se nos fue y del cual no supimos organizar el futuro.

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