miércoles, 12 de septiembre de 2007

Castro: El oro de las Torres Gemelas y el drama de no saber la verdad nunca

Félix Población

Al margen de cualquier tipo de valoración sobre la personalidad de Fidel Castro, es fehacientemente comprobable que desde que cedió el poder con carácter teóricamente provisional a su hermano Raúl, su presencia en los medios internacionales es más asidua que cuando ejercía como Jefe de Estado. El líder cubano sólo ha tenido que recurrir para ello a la palabra escrita, herramienta para la que demuestra, además de una fluidez incisiva no desdeñable, unos puntos de vista tan noticiosos como perspicaces. Prueba de ello es que, de las cuarenta y cuatro Reflexiones del Comandante en Jefe hasta ahora publicadas, muy pocas han pasado desapercibidas para los medios de comunicación internacionales. La última, difundida ayer mismo por la televisión cubana, se esperaba con una cierta expectación, pues era previsible que su contenido versara sobre la gran masacre del 11-S. De todo cuanto formula Castro en su artículo, la mayoría de los periódicos destaca hoy el párrafo de Fidel relativo a la existencia de doscientas toneladas de barras de oro en las Torres Gemelas y la posibilidad dramática de que nunca se conozca la verdad sobre lo ocurrido en esa infausta fecha. ¿Qué ha querido sugerir el autor al señalar que no recuerda haber oído hablar ese día de que en los sótanos de esas torres (...) había depositadas alrededor de doscientas toneladas de barras de oro y que existía una orden expresa de disparar a muerte contra todo el que intentara penetrar hasta el oro? Según lo expresa el convaleciente Comandante, tal parece que da por supuesto ese depósito sobre el que, sin embargo, una vez ocurridos los hechos, ninguna información o investigación periodística repara, por lo que quizá habría que añadir su enigmática elusión a las restantes incógnitas que afectan al conocimiento íntegro de la verdad acerca de los dantescos atentados y a las que también se refiere el líder cubano en su escrito El Imperio y la mentira. Sobre todas ellas se cierne, según Castro, la hipótesis más dramática, anclada para mayor paradoja en pleno auge de la llamada Sociedad de la Información: La posibilidad de que la verdad no llegue a saberse jamás.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues a mi no me merece ninguna confianza Fidel Castro, ya que es un dictador. Franco también escribió cosas e incluso creo que hizo el guion de una película denominada "Raza". Fue aplaudido por el glorioso Movimiento, pero por nadie más. Es decir que a mí lo que diga o escriba Fidel Castro me trae completamente sin cuidado.

Anónimo dijo...

Yo creo que la historia siempre tiene una linterna para iluminar sus lados oscuros y que también se sabrá lo que pasó el 11-S.

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